miércoles, 11 de mayo de 2011

La Música en la Mente

Neurólogos consideran a la música como un importante reductor


de los niveles de ansiedad y hostilidad


en el cerebro




Los especialistas participantes en la Reunión Anual de la Sociedad Andaluza de Neurología destacan las propiedades musicales en tratamiento de enfermedades aunque también señalan algunos peligros para los profesionales.



Especialistas en Neurología han analizado las relaciones existentes entre el cerebro y la música, la música como tratamiento de enfermedades y las enfermedades a las que da origen la música durante la XXVIII Reunión Anual de la Sociedad Andaluza de Neurología (SAN), celebrada recientemente en Cádiz. Entre los beneficios han destacado reducción de los niveles de ansiedad y hostilidad, su inducción al sueño, una mejora en la conducta de los niños y su importante contribución en la prevención de estados de agitación.



Así lo expresó el neurólogo Jesús Acosta, del Hospital Universitario Puerta del Mar, de Cádiz, quien también apuntó efectos negativos como origen de numerosas enfermedades. En este sentido, el doctor Acosta habló de las tecnopatías más frecuentes que padecen los músicos, tal es el caso de lesiones articulares, cervicales, distonías, tendinitis..., así como pérdidas elevadas de audición. En el caso concreto de los cantaores de flamenco habló de la disfonía (también conocida como voz leñosa) que sufren algunos por el uso peculiar que hacen de su voz.



De igual forma, el neurólogo expuso las alteraciones de conducta a las que pueden verse sometidos los músicos debido, fundamentalmente, a la ansiedad y estrés a la que están sometidos antes de una actuación, la depresión a la que pueden llegar si algo no les sale bien, la drogodependencia, como consecuencia de la búsqueda de estímulos externos, o el abuso de fármacos.



La relación entre música y cerebro también fue ampliamente expuesta en una ponencia en la que el doctor Acosta hizo referencia a casos de amusia, es decir, personas que no poseen sensibilidad para la música; mientras que, por el contrario, los autistas entienden los sonidos musicales y no las palabras. De igual forma, habló de músicos de gran importancia que sufrían trastornos cerebrales y que, sin embargo, llegaron a componer obras maestras.



En este sentido, citó la afasia de Ravel, las alucinaciones auditivas de Schumman, derivadas de brotes de psicosis y esquizofrenia, y que se supone dieron origen a compases de algunas de sus partituras; o de cómo el gaditano Manuel de Falla padecía una dermatitis aguda debido a su manía de lavarse constantemente las manos.



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